Dámaso Pérez
Prado, el "Rey del Mambo", falleció el 14 de septiembre de 1989 en México,
D. F. fue un músico, compositor y arreglista cubano.
Pérez Prado,
nació el 11 de diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba, su vida profesional la
desarrolló principalmente en La Habana (Cuba) y Ciudad de México (adquirió la
nacionalidad mexicana en 1980).
Estas
mudanzas originarían, años más tarde, breves polémicas en torno al origen del
mambo, con los cubanos defendiendo la natalidad del músico, los mexicanos
aduciendo que ellos sí lo tomaron en serio, y los estadounidenses recordando
que el ritmo no se hubiese desarrollado sin la influencia del jazz (quizás por
eso, Pérez Prado grabó alguna vez “El mambo es universal”).
Su primer
instrumento fue el piano que tocaba desde niño, y luego lo llevó a integrar la
Sonora Matancera y la Orquesta Casino de la Playa, pero más tarde destacó como
compositor, arreglista y director de orquesta.
En 1949,
Pérez Prado editó un single imbatible, por el lado A tenía “Qué rico el mambo”
(también conocida como “Mambo Jambo”); por el B, “Mambo nº5”, el disco desató
la llamada mambo-manía y es causa principal de que su música se escuche hasta
hoy en cualquiera buena fiesta, vinieron luego otros grandes temas (“Patricia”,
“Mambo nº 8”, “La niña Popoff”),
justifican su trascendencia como músico transformador.
Dámaso Pérez
Prado no inventó el género éste ya venía desarrollándose desde los años
treinta, a partir de pautas básicas de danzón, y con exponentes como Arsenio
Rodríguez y Cachao, pero sí fue quien más y mejor lo divulgó, sobre todo entre
públicos del Primer Mundo, además, le dio a éste una categoría autoral, y
teorizó sobre sus características convencido de su especial trascendencia, es
más musical y con más pulso que la rumba.
Como
compositor fue extremadamente prolífico, que llegó el momento en que ya no tuvo
imaginación para bautizar sus temas, y por eso nacieron mambos numerados (el
“Mambo nº5” y el “Mambo nº8” los más famosos).
Su trabajo
marca una cierta identidad latina para el primer mundo, su música es parte de
películas de Clint Eastwood, Alejandro Jodorowsky, Pedro Almodóvar y Federico
Fellini (La Dolce Vita, nada menos); capítulos de Los Simpson y un sinfín de
comerciales.
“La palabra
mambo no quiere decir musicalmente nada”, repitió en varias entrevistas. “Es
una palabra cubana, se usaba cuando la gente quería decir cómo estaba la
situación; si el mambo estaba duro era que la cosa iba mal, es un nombre hasta
ahí no más, pero para mí con el tiempo ha venido a decir “baile, goce, ritmo”.
Además de su
discografía extensa, ordenada y sintetizada en varios recomendables compilados,
Pérez Prado fue hombre de cine, actuó en películas como Locura musical (1958),
El dengue del amor (1965) y Manos de seda (1951), y legó un clásico del género
latino en Al son del mambo (1950), en Víctimas del pecado, la vedette Ninón
Sevilla dejaría registro de una de sus mejores performances gracias al ritmo de
su orquesta.
PACHUCO
BAILARIN.
LA CHULA LINDA.
MAMBO No 5.
CEREZO ROSA.
MAMBO N° 8
MAMBO LUPITA.
SWAY. (QUIÉN SERÁ)
MAMBO DEL RULETERO.
MAMBO DEL POLITÉCNICO.
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