Jacques
Offenbach, falleció el 5 de octubre de 1880 en París, Francia, fue el creador
de la opereta moderna, de la comedia musical, y uno de los compositores más
influyentes de la música popular europea del siglo XIX
Jakob Eberst
(Jacques Offenbach), nació el 20 de junio de 1819 en Colonia, Alemania, fue un
compositor y violonchelista judeo-alemán nacido en la Confederación Germánica,
convertido al catolicismo y nacionalizado francés.
La opereta
francesa tiene en Offenbach a su representante universal, el seudónimo
Offenbach derivaría, según algunos, del lugar de nacimiento, que sería la
pequeña ciudad de Offenbach, y no Colonia.
Habiendo marchado
muy joven a París, siguió durante un año el curso de violoncelo en el
Conservatorio y entró después (1834) en la orquesta de la ópera Cómica.
Su primera
opereta, Pascal et Chambord, fue representada el 2 de marzo de 1839 en el
Théâtre del Palais-Royal, pero no dejó ninguna huella de su nombre.
Alcanzó el
éxito en 1849, cuando, habiendo obtenido la dirección de la orquesta del
Théâtre Français, escribió la Chanson de Fortunio para la representación de El
Candelero de A. de Musset.
Offenbach, abrió
un teatro propio, que llamó "des Bouffes-Parisiens", debutó allí el 5
de julio de 1855 con Les deux aveugles y Une nuit blanche, primeras de una
serie de 87 operetas (sin contar los arreglos y los trabajos póstumos), la
mayor parte de las cuales se estrenaron en su teatro.
Pero hasta
1858 no conoció Offenbach un triunfo auténtico: entre las producciones de
aquellos años sólo cuatro merecen citarse: Madame Papillon (1855), que marca el
comienzo de su afortunadísima colaboración con Ludovic Halévy, Ba-ta-clan
(1855), Tromb-al-Cazar (1856) y Le mariage aux lanternes (1857).
En 1858 los
"Bouffes-Parisiens" presencian el estreno de Orfeo en los infiernos;
irónico y audaz, Offenbach dibuja en esta obra un retrato despreocupado y
realista, aunque parcial, de la sociedad del Segundo Imperio, sazonado con una
música irresistible y pegadiza, por su ritmo, por su color y por su gracia
melódica.
Siguieron,
entre otras, Geneviève de Brabant (1859), Chanson de Fortunio (1861), Bavard et
Bavarde (1862), Lieschen et Fritzchen (1863), hasta 1864 en que se representó,
en el Théâtre des Varietés, la que se ha considerado su obra maestra, La bella
Elena.
A ella le
siguieron Barba Azul (1866), La vida parisiense (1866), La Gran Duquesa de
Gérolstein (1867), todas con libreto de Meilhac y Halévy, con La Périchole
(1868), comienza Offenbach a buscar un mayor refinamiento, una sensibilidad más
variada y delicada, un ambiente armónico más cuidado.
Vertvert
(1869), La princesse de Trébizonde (1869), Les brigands (1869), Le roi Carotte
(1872, con texto de Sardou), Les braconniers (1873); La jolie parfumeuse
(1873), los arreglos de Orphée aux Enfers y de Geneviève de Brabant (1874 y
1875) y La boulangère (1875) marcan un continuo progreso en tal sentido, hasta
Madame Favart (1878) y La fille du tambour-majeur (1879), que se resienten ya
de una atmósfera massenetiana y se encuentran en el límite que separa
espiritualmente, aunque no formalmente, la ópera de la opereta. Límite que
Offenbach se había propuesto franquear definitivamente con Los cuentos de
Hoffmann; esta obra le ocupó los últimos años de su vida y le abrió las puertas
de la Opéra Comique, aunque después de su muerte, ya que fueron representados
el 10 de febrero de 1881.
ORPHEUS IN THE UNDERWORLD.
JACQUELINE'S TEARS.
VALSE DES RAYONS.
LOS CUENTOS DE HOFFMANN (BARCAROLA).
OVERTURE TO LA BELLE HELENE.
LES OISEAUX DANS LA CHARMILLE - LES CONTES D'HOFFMANN.
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