martes, 9 de agosto de 2016

Dimitri Shostakovich.

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Dmitri Dmítrievich Shostakóvich, falleció el 9 de agosto de 1975 en Moscú, Unión Soviética, fue un compositor, considerado por muchos como uno de los compositores más importantes del siglo XX.

Dmitri Dmítrievich Shostakóvich, nació el 25 de septiembre de 1906 en San Petersburgo, Rusia, se hizo famoso en los años iniciales de la Unión Soviética, con obras como la Sinfonía N.º 1 o la ópera La nariz, que combinaban con gran originalidad la tradición rusa y las corrientes modernistas procedentes de occidente.

Autor prolífico, escribió un total de 147 números de opus, su producción abarca todos los géneros: la ópera, la comedia musical, la sinfonía a la miniatura para piano, la música concertante, la cantata, el cuarteto de cuerda y la música para el cine.

Shostakovich recibió sus primeras lecciones musicales de su madre, pianista profesional, a una edad que se puede considerar relativamente tardía, los nueve años, ante sus grandes progresos, en 1919 ingresó en el Conservatorio de Leningrado, en donde tuvo como principal maestro a Aleksandre Glazunov, huérfano de padre desde 1922, Shostakovich proseguía sus estudios al mismo tiempo que para mantener a su familia, tocaba en diversas salas de cine como pianista acompañante.

Posteriormente, la música de Shostakovich fue unas veces denunciada como decadente y reaccionaria, y otras veces alabada como representativa del nuevo arte socialista por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

En público Shostakóvich siempre se mostró leal con el sistema soviético, ocupó responsabilidades importantes en las instituciones artísticas, aceptó pertenecer al PCUS en 1960 y llegó a ser miembro del Soviet Supremo de la URSS, su actitud frente al gobierno y el Estado soviético ha sido objeto de agrias polémicas y se ha discutido enconadamente si Shostakóvich fue o no un disidente clandestino frente a la URSS.

Sin embargo, a pesar de ser considerado, junto a Prokofiev, el compositor más representativo de la desaparecida Unión Soviética, su carrera no fue fácil: premios y condecoraciones entre los que se contaban los Premios del Estado y Lenin y la distinción de Artista del Pueblo, se alternaban con continuas persecuciones y condenas por parte del mismo régimen que lo laureaba, bajo la acusación de realizar una música antipopular y en exceso moderna, todo ello dejó su huella en el estilo de sus últimas composiciones, caracterizadas por un tono amargo y sombrío, así como también por una crudeza que contrasta con el espíritu jovial y desenfadado de las primeras.

El estreno en 1926 de su sorprendente Sinfonía núm. 1, escrita en ocasión de su graduación en el conservatorio, atrajo inmediatamente sobre él la atención del mundo musical, las obras inmediatamente posteriores, como la ópera "La nariz" o el ballet "La edad de oro", no hicieron sino confirmar el talento de un joven compositor especialmente dotado para la sátira.

La carrera ascendente de Shostakovich sufrió un inesperado revés con el estreno en 1934 de su segunda ópera, Lady Macbeth de Mtsensk: entusiásticamente recibida por el público, tanto en Leningrado como en su posterior escenificación en Moscú, fue retirada de cartel tras la aparición de una crítica en el diario oficial Pravda, titulada Caos en lugar de música, en la que se acusaba al compositor de haber escrito un “concierto de aullidos” ajeno a los presupuestos de la música socialista, que debía ser clara y fácilmente asequible.

Se iniciaba así una larga y contradictoria relación con el régimen estalinista: mientras en Occidente era considerado el compositor oficial soviético, en su propio país Shostakovich hubo de sufrir las injerencias de sus autoridades culturales, a pesar de lo cual, y pese a su aparente aceptación tácita de los preceptos del realismo socialista, consiguió mantener siempre su independencia creativa.

Los estrenos de la clásica Sinfonía núm. 5 y, sobre todo, de la patriótica Sinfonía núm. 7 “Leningrado”, símbolo de la lucha del pueblo ruso contra el invasor nazi, rehabilitaron a el compositor que en 1948 volvió a ver de nuevo prohibida la ejecución de sus obras bajo el estigma del formalismo.

Tras la muerte de Stalin en 1953, la música de Shostakovich se hizo más personal, y se tradujo en una larga serie de partituras presididas por la idea de la muerte.


Es el caso de las tres últimas sinfonías y de sus cuartetos de cuerda, un género que el compositor convirtió en el medio idóneo en el que expresar sus preocupaciones y miedos de una manera privada, sin necesidad de recurrir a máscaras o disfraces, su música, sobre todo la de estos años postreros, ha influido considerablemente sobre la de sus compatriotas más jóvenes, como Alfred Schnittke o Edison Denisov, entre otros.


CELLO SONATA ÓP. 40





PIANO QUINTET IN G MINOR OP. 57 - II. FUGUE: ADAGIO





THE SECOND WALTZ.





ROMANCE FROM THE GADFLY.





JAZZ SUITE NO.1





LITTLE POLKA.





SYMPHONY NO 5 IN D MINOR, OP. 47 IV – ALLEGRO





JAZZ SUITE LITTLE POLKA.





PRELUDE FOR 2 CELLOS AND PIANO.





JAZZ SUITE NO.2 – MARCH.





STRING QUARTET NO. 3 IN F MAJOR, OP. 73, IV ADAGIO.





FESTIVE OVERTURE OP 96.





YOUNG SHOSTAKOVICH PLAYING END OF OP.35 (1940?)


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