viernes, 6 de noviembre de 2015

Piotr Ilich Chaikovski.


Piotr Ilich Chaikovski, falleció el 6 de noviembre de 1893 en San Petersburgo, Rusia, fue un compositor del período del Romanticismo, es autor de algunas de las obras de música clásica más famosas del repertorio actual, como por ejemplo los ballets El lago de los cisnes y El cascanueces, la Obertura 1812, la obertura-fantasía Romeo y Julieta, el Primer concierto para piano, el Concierto para violín, sus sinfonías Cuarta, Quinta y Sexta (Patética) y la ópera Eugenio Oneguin.

Piotr Ilich Tchaikovsky o Chaikovski, nació el  7 de mayo de 1840 en Votkinsk, Rusia, de su tranquila infancia se remontan los primeros estudios teóricos y las primeras experiencias musicales, entre ellas la ópera Don Juan de Mozart, que dejó una huella imborrable en el ánimo del muchacho, desde entonces se dedicó siempre al estudio del arte, aunque, por deseo de su padre, se matriculó en la facultad de derecho de San Petersburgo y, conseguido el título de leyes, aceptó un puesto en el Ministerio de Justicia, en el que, sin embargo, no permaneció mucho tiempo.

En 1863 renunció al empleo para poder asistir al curso de composición que Anton Rubinstein impartía en el Conservatorio de San Petersburgo. Diplomado en 1865, fue designado al año siguiente para enseñar armonía en el Conservatorio de Moscú, donde desarrolló su actividad hasta 1877.

Los primeros pasos de Tchaikovsky en el mundo de la música no revelaron un especial talento ni para la interpretación ni para la creación, sus primeras obras, como el poema sinfónico Fatum o la Sinfonía núm. 1 “sueños de invierno”, mostraban una personalidad poco definida, de inspiración fácil, gustaba del lirismo efusivo y espontáneo, abierto a inflexiones idílicas o elegíacas de una grata cantabilidad, lo que explica el éxito posterior de sus obras tanto en su patria como en el extranjero.

De finales de esta etapa data la primera de sus composiciones que gozó de aceptación, la obertura Romeo y Julieta (1869), de una expresividad poco corriente, esta "obertura fantasía" rehúye todo pintoresquismo para centrarse en el trágico destino de la pareja protagonista, la partitura tuvo una larga gestación: a causa de los juicios críticos de Milij Balakirev, Tchaikovsky llegó a escribir tres versiones de la misma, la más interpretada de las cuales es la tercera, fechada en 1880.

En la década de 1870, partituras como la Sinfonía núm. 2 “Pequeña Rusia” y, sobre todo, del célebre Concierto para piano y orquesta núm. 1 (pieza  estrenada en 1875 con momentos absolutamente inolvidables, como su conocida y brillante introducción), la música de Tchaikovsky empezó a adquirir un tono propio y característico, en ocasiones efectista y cada vez más dado a la melancolía.

En julio de 1877 abandonó  Rusia para recluirse en una pequeña aldea junto al lago de Ginebra, gracias al sostén económico de una rica viuda, Nadejda von Meck (protectora también de Debussy y a la que, paradójicamente, nunca llegaría a conocer), Tchaikovsky pudo dedicar, desde finales de la década de 1870, todo su tiempo a la composición, fruto de esa dedicación exclusiva fueron algunas de sus obras más hermosas y originales, entre las que sobresalen el Concierto para violín y orquesta (1877), el ballet El lago de los cisnes (1877), la ópera Evgeny Oneguin (1878), la Obertura 1812 (1880) y Capricho italiano (1880).

De todas ellas, la más conocida es su primer gran ballet, El lago de los cisnes (1877), pese al escaso éxito de su estreno, la romántica y mágica historia de amor entre Sigfrido y Odette, princesa transformada en cisne, es actualmente una de las piezas ilustre del repertorio, con números tan célebres como el Vals del acto primero, la Introducción del segundo o las danzas características del tercero.

No menos importante es el Concierto para violín y orquesta (1877), construido en tres movimientos según el esquema de los grandes modelos clásicos, el segundo movimiento es un andante en menor titulado "Canzonetta", es ciertamente una de las más bellas páginas de Tchaikovsky.

En 1885, regresó a Rusia, y dos años después inició una vasta gira de conciertos por Europa y América, la última fase de su actividad creadora pertenecen la ópera La dama de picas (1890), los dos ballets La bella durmiente (1890) El Cascanueces (1892) y la última de sus seis sinfonías, verdadero testamento musical: la Sinfonía núm. 6 “Patética”.

Estrenado en San Petersburgo el 15 de enero de 1890, La bella durmiente es el segundo de sus grandes ballets y fue uno de los primeros ejemplos del género compuestos según la norma de unir la creación musical y la coreográfica: Tchaikovsky compuso la partitura según las indicaciones del coreógrafo francés Marius Petipa, la obra nació así como una unidad, en la que la música se adapta admirablemente a la acción dramática, destacan el vals del primer acto y las danzas del tercero, éstas protagonizadas por diferentes personajes de los cuentos de hadas.

Dos años después estrenaría también en San Petersburgo el ballet en dos actos El Cascanueces, cuya historia, basada en un relato de E. T. A. Hoffmann, prescindió de la vertiente oscura y psicológica del original para convertirse en un mágico cuento de Navidad, su punto culminante: seis danzas características (Trepak, Danza árabe, Danza española, Danza china...) y el Vals de las flores.

Pocos días antes de morir, Tchaikovsky dirigió en Moscú su Sinfonía núm. 6 (1893), más conocida con el nombre de Patética, obra especialmente reveladora de la compleja personalidad del músico y del drama íntimo que rodeó su existencia, atormentada por una homosexualidad reprimida y un constante y mórbido estado depresivo, el mismo año de su estreno, 1893, se declaró una epidemia de cólera; contagiado el compositor, la enfermedad puso fin a la existencia de un Genio De La Música, el 6 de noviembre.

A pesar de ser contemporáneo del Grupo de los Cinco, constituido por figuras de la talla de Borodin, Mussorgsky o Rimski-Korsakov, el estilo de Tchaikovsky no puede encasillarse dentro de los márgenes del nacionalismo imperante entonces en su Rusia natal.

De carácter cosmopolita en lo que respecta a las influencias (entre ellas y en un lugar preponderante la del sinfonismo alemán, aunque no carente de elementos rusos), su música es ante todo profundamente expresiva y personal, reveladora de la personalidad del autor, compleja y atormentada.


EUGENE ONEGIN – POLONAISE.





VIOLIN CONCERTO IN D MAJOR, OP. 35, 1ST MOV.





SWAN LAKE – THEME.





SWAN LAKE – WALTZ.





PIANO CONCERTO NO.1 - PART 01.





SLEEPING BEAUTY – WALTZ.





VIOLIN CONCERTO OP. 35 – MOV. II - CANZONETTA.





WALTZ OF THE FLOWERS.





1812 OVERTURE FINALE.




SINFONIA N°6 "PATETICA" – ALLEGRO.


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