Piotr Ilich
Chaikovski, falleció el 6 de noviembre de 1893 en San Petersburgo, Rusia, fue
un compositor del período del Romanticismo, es autor de algunas de las obras de
música clásica más famosas del repertorio actual, como por ejemplo los ballets
El lago de los cisnes y El cascanueces, la Obertura 1812, la obertura-fantasía
Romeo y Julieta, el Primer concierto para piano, el Concierto para violín, sus
sinfonías Cuarta, Quinta y Sexta (Patética) y la ópera Eugenio Oneguin.
Piotr Ilich
Tchaikovsky o Chaikovski, nació el 7 de
mayo de 1840 en Votkinsk, Rusia, de su tranquila infancia se remontan los primeros estudios
teóricos y las primeras experiencias musicales, entre ellas la ópera Don Juan
de Mozart, que dejó una huella imborrable en el ánimo del muchacho, desde
entonces se dedicó siempre al estudio del arte, aunque, por deseo de su padre,
se matriculó en la facultad de derecho de San Petersburgo y, conseguido el
título de leyes, aceptó un puesto en el Ministerio de Justicia, en el que, sin
embargo, no permaneció mucho tiempo.
En 1863
renunció al empleo para poder asistir al curso de composición que Anton
Rubinstein impartía en el Conservatorio de San Petersburgo. Diplomado en 1865,
fue designado al año siguiente para enseñar armonía en el Conservatorio de
Moscú, donde desarrolló su actividad hasta 1877.
Los primeros
pasos de Tchaikovsky en el mundo de la música no revelaron un especial talento
ni para la interpretación ni para la creación, sus primeras obras, como el
poema sinfónico Fatum o la Sinfonía núm. 1 “sueños de invierno”, mostraban una
personalidad poco definida, de inspiración fácil, gustaba del lirismo efusivo y
espontáneo, abierto a inflexiones idílicas o elegíacas de una grata
cantabilidad, lo que explica el éxito posterior de sus obras tanto en su patria
como en el extranjero.
De finales
de esta etapa data la primera de sus composiciones que gozó de aceptación, la
obertura Romeo y Julieta (1869), de una expresividad poco corriente, esta
"obertura fantasía" rehúye todo pintoresquismo para centrarse en el
trágico destino de la pareja protagonista, la partitura tuvo una larga
gestación: a causa de los juicios críticos de Milij Balakirev, Tchaikovsky
llegó a escribir tres versiones de la misma, la más interpretada de las cuales
es la tercera, fechada en 1880.
En la década
de 1870, partituras como la Sinfonía núm. 2 “Pequeña Rusia” y, sobre todo, del
célebre Concierto para piano y orquesta núm. 1 (pieza estrenada en 1875 con momentos absolutamente
inolvidables, como su conocida y brillante introducción), la música de
Tchaikovsky empezó a adquirir un tono propio y característico, en ocasiones
efectista y cada vez más dado a la melancolía.
En julio de
1877 abandonó Rusia para recluirse en
una pequeña aldea junto al lago de Ginebra, gracias al
sostén económico de una rica viuda, Nadejda von Meck (protectora también de
Debussy y a la que, paradójicamente, nunca llegaría a conocer), Tchaikovsky
pudo dedicar, desde finales de la década de 1870, todo su tiempo a la
composición, fruto de esa dedicación exclusiva fueron algunas de sus obras más
hermosas y originales, entre las que sobresalen el Concierto para violín y
orquesta (1877), el ballet El lago de los cisnes (1877), la ópera Evgeny
Oneguin (1878), la Obertura 1812 (1880) y Capricho italiano (1880).
De todas
ellas, la más conocida es su primer gran ballet, El lago de los cisnes (1877),
pese al escaso éxito de su estreno, la romántica y mágica historia de amor
entre Sigfrido y Odette, princesa transformada en cisne, es actualmente una de
las piezas ilustre del repertorio, con números tan célebres como el Vals del
acto primero, la Introducción del segundo o las danzas características del
tercero.
No menos
importante es el Concierto para violín y orquesta (1877), construido en tres
movimientos según el esquema de los grandes modelos clásicos, el segundo movimiento
es un andante en menor titulado "Canzonetta", es ciertamente una de
las más bellas páginas de Tchaikovsky.
En 1885,
regresó a Rusia, y dos años después inició una vasta gira de conciertos por
Europa y América, la última fase de su actividad creadora pertenecen la ópera
La dama de picas (1890), los dos ballets La bella durmiente (1890) El Cascanueces
(1892) y la última de sus seis sinfonías, verdadero testamento musical: la
Sinfonía núm. 6 “Patética”.
Estrenado en
San Petersburgo el 15 de enero de 1890, La bella durmiente es el segundo de sus
grandes ballets y fue uno de los primeros ejemplos del género compuestos según
la norma de unir la creación musical y la coreográfica: Tchaikovsky compuso la
partitura según las indicaciones del coreógrafo francés Marius Petipa, la obra
nació así como una unidad, en la que la música se adapta admirablemente a la
acción dramática, destacan el vals del primer acto y las danzas del tercero,
éstas protagonizadas por diferentes personajes de los cuentos de hadas.
Dos años
después estrenaría también en San Petersburgo el ballet en dos actos El Cascanueces,
cuya historia, basada en un relato de E. T. A. Hoffmann, prescindió de la
vertiente oscura y psicológica del original para convertirse en un mágico
cuento de Navidad, su punto culminante: seis danzas características (Trepak,
Danza árabe, Danza española, Danza china...) y el Vals de las flores.
Pocos días
antes de morir, Tchaikovsky dirigió en Moscú su Sinfonía núm. 6 (1893), más
conocida con el nombre de Patética, obra especialmente reveladora de la
compleja personalidad del músico y del drama íntimo que rodeó su existencia,
atormentada por una homosexualidad reprimida y un constante y mórbido estado
depresivo, el mismo año de su estreno, 1893, se declaró una epidemia de cólera;
contagiado el compositor, la enfermedad puso fin a la existencia de un Genio De
La Música, el 6 de noviembre.
A pesar de
ser contemporáneo del Grupo de los Cinco, constituido por figuras de la talla
de Borodin, Mussorgsky o Rimski-Korsakov, el estilo de Tchaikovsky no puede
encasillarse dentro de los márgenes del nacionalismo imperante entonces en su
Rusia natal.
De carácter
cosmopolita en lo que respecta a las influencias (entre ellas y en un lugar
preponderante la del sinfonismo alemán, aunque no carente de elementos rusos),
su música es ante todo profundamente expresiva y personal, reveladora de la
personalidad del autor, compleja y atormentada.
EUGENE ONEGIN – POLONAISE.
VIOLIN CONCERTO IN D MAJOR, OP. 35, 1ST MOV.
SWAN LAKE – THEME.
SWAN LAKE – WALTZ.
PIANO CONCERTO NO.1 - PART 01.
SLEEPING BEAUTY – WALTZ.
VIOLIN CONCERTO OP. 35 – MOV. II - CANZONETTA.
WALTZ OF THE FLOWERS.
1812 OVERTURE FINALE.
SINFONIA N°6 "PATETICA" – ALLEGRO.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario