Tras la
Primera Guerra Mundial y los horrores atestiguados por los participantes, se
comenzó a generar una preocupación y conciencia sobre la necesidad de
protección especial para los infantes, una de las primeras activistas sobre
este tema fue Eglantyne Jebb, fundadora de la organización Save the Children,
la cual con ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja impulsó la adopción
de la primera Declaración de los Derechos de los Niños.
En 1954, la
Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución 836 (IX) del 14
de diciembre, recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal
del Niño y sugirió a los gobiernos que celebraran dicho día en la fecha que
cada uno de ellos estimara conveniente.
El Día del
Niño es celebrado en diversos países del mundo en diferentes fechas, si bien el
día internacional declarado por la Organización de las Naciones Unidas es el 20
de noviembre, en México se celebra el 30 de abril.
La música y
el desarrollo infantil.
La música
puede ser un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarque las
áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de
la capacidad de lectura y escritura.
La música es
un medio de expresión universal, se cree que sus orígenes se relacionan con la
propia voz del hombre, los primeros instrumentos musicales aparecieron hacia el
año 2500 a.C., en la cultura egipcia. En la Grecia y Roma antiguas, alrededor
del siglo V a.C.
Alrededor
del siglo V d.C., la era cristiana trajo consigo la aparición de cantos
litúrgicos, en la Edad Media aparecieron los cantos gregorianos como la
manifestación musical más importante de la época, en los siglos XVII y XVIII
apareció la ópera, que con la música instrumental y los grandes compositores de
música clásica (Vivaldi, Beethoven, Schubert, Brahms, Mozart y otros),
representaron la madurez de la música.
La música
comenzó a utilizarse como método terapéutico especialmente en la segunda mitad
del siglo XX, debido al reconocimiento de sus efectos sobre el estado afectivo
y de atención de los individuos.
Los estudios
neuro-anatómicos han demostrado que el hemisferio izquierdo se especializa en
el procesamiento del lenguaje y el hemisferio derecho en la percepción y
procesamiento de la música.
El cerebro humano
funciona por medio de conexiones (sinapsis) que realizan las células cerebrales
denominadas neuronas y que son las encargadas de transmitir el impulso nervioso
que determina nuestra conducta.
A mediados
del siglo XX, un médico otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, inició una
propuesta de rehabilitación dirigida a personas con dificultades auditivas o de
lenguaje, su programa terapéutico consistía en la estimulación musical a través
de escuchar piezas de Mozart y otros compositores clásicos, obteniendo cambios
positivos en la rehabilitación del lenguaje y en el desarrollo del habla, a
este efecto se le ha denominado “efecto Tomatis”.
Estudios
posteriores han demostrado que el escuchar música de Mozart desencadena cambios
de conducta (en relación a estados de alerta y calma), afectividad (induce
estados emotivos) y metabólicos (aumento del contenido de calcio y dopamina en
el cerebro).
Asimismo, al
evaluar los efectos de la música a través de registros de
electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad
eléctrica cerebral tipo alfa, todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la
música (sobre todo la música clásica, de Mozart) provoca:
Aumento en
la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
Mejora la
habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
Es una
manera de expresarse.
Introduce a
los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el
aprendizaje.
Brinda la
oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.
Estimula la
creatividad y la imaginación infantil.
Al
combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo
muscular.
Provoca la
evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
Estimula el
desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.
Para
concluir la música representa un papel importante en el proceso enseñanza
aprendizaje de los alumnos (sobre todo los de educación inicial), por lo tanto,
los maestros, las instituciones educativas, los padres y el personal de salud,
deben conocer los alcances y beneficios que se derivan del empleo de la música
como parte importante de la educación integral del menor.
Por alguna
razón que nadie conoce, la naturaleza castiga a los niños haciéndolos crecer.
Quiero ser
niño de nuevo para volver a vivir...
Les dejo
algunas piezas clásicas animadas, una alternativa para descubrir la música de
grandes maestros.
JOHANNES BRAHMS - DANZA HÚNGARA NO.5 (LOS TRES COCHINITOS).
ROSSINI -
GUILLERMO TELL (EL LLANERO SOLITARIO)
CHOPIN - LA POLONESA "HEROICA" (PAJARO LOCO Y ANDY PANDA)
PYOTR ILYICH TCHAIKOVSKY'S - DANCE OF THE SUGAR PLUM FAIRY (DISNEY)
L.V.BEETHOVEN - SYMPHONY NO. 5 (DISNEY)
CAMILLE SAINT-SAËNS - DANSE MACABRE.
PAUL DUKAS - THE SORCERER'S APPRENTICE (DISNEY)
FRANZ LISZT'S "HUNGARIAN RHAPSODY No. 2 (TOM AND JERRY)
FRANZ VON SUPPÉ - EL POETA Y EL CAMPESINO (ANDY PANDA)
GIOACHINO
ROSSINI - EL BARBERO DE SEVILLA.
SERGUEI PROKOFIEV - PEDRO Y EL LOBO.